En un tiempo de desborde,
frío,
sin caricias, tiempo yermo de postigos
siempre insomnes,
sin luz rozándonos la boca,
de dedos sedientos tocando estantes
siempre vacíos,
oscuro tiempo,
tiempo de humedades,
sin besos, de calles vacías
y puertas cerradas,
inhóspito,
donde duele la lluvia y el aire no
respira,
en un tiempo
de brumas sin claridades,
sin deseos golpeando el corazón desnudo
de nuestros recuerdos,
en un tiempo
sin ojos
para la memoria de nuestra ternura
y sin el aliento de nuestros días más
felices,
en un tiempo sin raíces, sin poros en los
callados cuerpos,
sin alma,
en un tiempo donde sueño que tu voz
me salva
y sueño que encuentro el poema de la luz
entre las
sombras de una llama apagada.
De: Cien
fuegos
Daniel Noya
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