Además
de la recogida del fruto, los castaños exigían dos labores importantes:
primero, mantener el suelo limpio de arbustos y maleza, como escobas,
chaguazos, queiruegas, brezos, etc, mediante aradas, por lo menos anuales; y
segundo, podarlos en tiempo oportuno para conservar la calidad de las castañas;
la leña obtenida de la poda constituía una parte importante de la consumida en
el fuego en el hogar. Otra labor, que no todos los campesinos sabían realizar,
era la de injertar las plantas jóvenes “bravas” con “púas” de otro árbol que
produjera castañas buenas y abundantes. La recogida del fruto requería la
limpieza y en suelos pendientes cerrar el “apañadero”, es decir, el suelo sobre
el que caían las castañas del árbol.
De: Los trabajos y los hombres
La desaparición de la cultura popular en Fabero del Bierzo
Eloy
Terrón
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