XXIX
No siempre soy igual en lo que digo y
escribo.
Cambio, pero no cambio mucho.
El color de las flores no es igual al
sol
que si pasa una nube
o cuando entra la noche
y las flores son color de sombra.
Pero quien mira bien ha de ver que son
las mismas flores.
Por eso, cuando parezco no concordar
conmigo,
fíjense bien en mí:
si estaba vuelto hacia la derecha,
ahora me habré vuelto hacia la
izquierda,
pero siempre soy yo, asentado sobre los
mismos pies-
el mismo siempre, gracias al cielo y a
la tierra
y a mis ojos y oídos bien atentos
y a la sencillez clara de mi alma…
Los poemas de
Alberto Caeiro
Fernando Pessoa
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