BIPOLARIDAD
Mi veneno es no quererte.
Amarte es mi pecado
y abrazarte con los ojos
cerrados y la blancura del deseo
escapándose de todos los poros
de mi enamorada piel.
Tú eres la brisa sin nombre de
un idioma incomprensible.
Sin ti no tengo guarida, estoy
a oscuras, libre,
infeliz entre tus brazos.
Sin ti soy un minúsculo hombre
solitario.
Tú eres mi única almohada, el efímero
papel donde
escribo a lápiz
los versos más luminosos,
más amargos.
Tú eres mi descarnada oscuridad
sin relámpagos.
Si tú no estás te amo en la
distancia, extraño tu olor
en todos los rincones de la
casa,
deseo tu boca cerca de mi boca
y que me olvides, que por fin
me abandones
como a un náufrago.
Sin ti me lanzo a un abismo de
lágrimas,
al sabor de una noche brillante
con estrellas entre los dedos,
a la salvación
de las heridas de escasa
gravedad.
Sin ti mi cuerpo es cálido,
frágil, un susurro frío,
es un cuerpo moribundo
como la lejana sombra
de un último crepúsculo
del amor
y del desamor.
De: No todos los días alcanzan la belleza
(en preparación)
Daniel Noya
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