PARAÍSO PERDIDO
Hoy mi alma no abre sus puertas
a la tristeza,
no abre sus ventanas a la noche.
Soy vida hoy en el aire, soy ancla en
la esperanza
y mi corazón no conoce a la muerte.
Hoy mi poesía tiene la luz de las
cerezas, la claridad del verano
y el olor frutal del lejano bosque.
No hay sombras hoy en mis párpados ni
lágrimas en mis manos.
Hoy mi única melodía es el alegre ruido
de las callejuelas infantiles.
Mi sed es hoy dulce y tengo
una cita con el gozo.
Hoy huyen en desbandada las sombras y
no tengo espinas
en la sangre.
Hoy
sólo alzo los ojos a los destellos
que nunca se olvidan.
Hoy
mi paraíso perdido
es una página arrancada del pasado.
Mi edad es hoy la edad de mi
nacimiento.
Hoy
regreso a la casa sin dolor
donde acaso tú me esperas.
De: Cien fuegos
Daniel Noya
No hay comentarios:
Publicar un comentario