LA CALLE
Alguna vez amó en la calle que baja
muda. No hay
restos de la noche en que amó.
Es un oasis sin agua, oculta
el despertar de las celebraciones,
la joya ignorante de las madres
humanas.
En el aliento que duerme al pie
crecen las
capturas de un vientre con trigo.
La sed se volvió ceniza y tiempo
en el acuerdo de los hilos
que nos tejen.
Se canta porque sí
en los temblores que maduran,
sacrificios que los grillos no aprueban.
De: El emperrado corazón
amora
Juan Gelman
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