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“tenía las alas blancas y el pico de
color…”
En el olivar
las mujeres cantan canciones antiguas
con sabor a musgo.
En el olivar
el frío de diciembre se dibuja en las
nubes lejanas
y por eso siempre hay lumbre.
En el olivar
cuelgan de las ramas las viandas y el
vino
que sólo beben los hombres.
En el olivar
los hombres golpean los frutos y las
mujeres recogen con sus faldas
la algarabía de la tarde.
En el olivar
mi infancia está clavada a la tierra y
mi madre canta
con sus alas blancas.
En el olivar
barranco a barranco anochece y mis
primas cantan
con su pico de color.
En el regreso
caminando un niño sueña mientras echa
miradas furtivas al río.
En el regreso un niño sueña
que de las ramas de los olivos caen frutos
y canciones arrancadas
de las raíces de la tierra.
En el olivar
queda definitivamente atrapada la
canción de un mirlo blanco
que ya voló.
De: Cien fuegos
Daniel Noya
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