(38)
Mi cuerpo se ha perdido en un oscuro
páramo.
Con qué pasión
escapé de las metáforas seductoras de
la noche.
En la parte más negra de los ríos
recuerdo
que siempre pedí auxilio.
En mis poemas más cálidos de entonces
sonaban los grillos
y la soledad era una melodía
insignificante
del perfume tus ojos.
La vida,
puedo afirmar ahora, es deseo y la poesía
es el vaivén de una sombra.
De: Cien fuegos
Daniel Noya
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