XLIX
Me meto adentro y cierro la ventana.
Traen el candil y dan las buenas
noches,
mi voz, contenta, da las buenas noches.
Ojalá sea mi vida siempre esto:
día lleno de sol, o suave de lluvia,
o tempestuoso como si el mundo se
acabara,
y la tarde suave y los grupos que pasan
vistos con interés por la ventana,
la última mirada amiga dada hacia el
sosiego de los árboles,
y después, cerrada la ventana, el
candil encendido,
sin leer nada, ni pensar en nada, ni
dormir,
sentir correr la vida a mi través como
un río en su lecho,
y afuera un gran silencio, igual que un
dios que duerme.
De: El guardador de
rebaños
Fernando Pessoa
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