¡Y, sin embargo, su primavera
vuelve!
¡No lloréis cuando lo más
perfecto se marchita! ¡Pronto se rejuvenecerá ¡No os entristezcáis cuando calla
la melodía de vuestro corazón! ¡Pronto vuelve a encontrar una mano que la hace
brotar de nuevo!
Y yo, cómo era?, ¿no era como
una lira rota? Aún sonaba un poco, pero eran sones mortuorios. ¡Había cantado
mi sombrío canto del cisne! Con gusto me hubiera trenzado una corona fúnebre,
pero sólo tenía flores de invierno.
De: Hiperión
Friedrich
Hölderlin
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