A veces digo árboles
pero quiero decir distancia, fugacidad de
las estaciones,
ruinas.
Y
siento de nuevo mi mirada sin relieve
que se pierde
en lo más profundo de la noche.
Presiento desvanecerse el tiempo del
todavía.
Y sueño con deshabitar ya en otro
espacio.
Pero aquí vivo.
En un mundo donde existen sólo elipses,
lágrimas,
silencios compartidos,
cartas vacías,
músculos a la intemperie
que dejan desnudas nuestras voces.
Tanta vida para sólo un verso, una
caricia,
un leve soplo.
Aparto con mis dedos toda la escarcha,
la mentira
y el eco muerde y la muerte cierra
silenciosamente mi ventana
y me falta el aire, me falta el aire
en esta época oscura.
De: Cien
fuegos
Daniel Noya
No hay comentarios:
Publicar un comentario