“La poesía pretende cumplir la tarea de que este mundo no sea sólo habitable para los imbéciles.”

(ALDO PELLEGRINI)

jueves, 23 de octubre de 2025

En la desolada tierra: Daniel Noya


 

“Las palabras son nómadas y los malos poemas las vuelven sedentarias”

(Ida Vitale)

 

 

En la desolada tierra mi soledad

oscurecía.

 

Tenía que escribir.

 

Ése había sido mi mundo.

 

Eso me dijeron tus ojos.

 

En la gravedad de mi último corazón

tu ausencia

me acercaba a la noche.

 

Que no se eclipse tu voz.

 

Tenía que escribir.

 

Y en el frío vaivén de mis recuerdos

sólo la tibieza de tu mirada

me salvaba.

 

De: No hay señal

Daniel Noya

jueves, 16 de octubre de 2025

La amapola roja: Louise Glück

 


LA AMAPOLA ROJA

 

Lo mejor es

no tener

una mente. Emociones,

oh, de eso sí que tengo; me

dominan. Tengo

un señor en el cielo

que se llama sol, y me abro

para él, mostrándole

el fuego de mi corazón, un fuego

parecido a su presencia.

¿Qué será esa gloria

sino un corazón? Oh, hermanos y hermanas,

¿fuisteis como yo, hace mucho tiempo,

antes de que fuerais humanos? ¿Acaso

os permitisteis

abriros alguna vez, vosotros que nunca

os volveréis a abrir? Porque en verdad

ahora hablo

como lo hacéis vosotros. Hablo

porque estoy destrozada.

 

De: El iris silvestre

 

Louise Glück

 


jueves, 14 de agosto de 2025

Un fragmento de Chantal Maillard

 


Cuenta Pascal Quignard que una vez Primo Levi le gritó a Celan: “¡Escribir no es cifrar un mensaje y tirar la llave a un matorral! Escribir es ante todo transmitir” A su juicio, Levi estaba equivocado. Escribir no es transmitir, es llamar, corrigió. Tirar la llave es llamar. Llamar en el vacío a una mano que tantea y que tal vez, con suerte, se la encuentre. El sello forma parte del poema: es su manera de indicarnos que la lengua llama.

 

De: La voz que acude

Chantal Maillard


domingo, 10 de agosto de 2025

A pesar de la brevedad de la vida: Daniel Noya

 













A pesar de la brevedad de la vida

hay un ardor,

una herida mal curada,

un débil resplandor, un pálpito,

un síntoma.

Aún late un acorde feliz en el corazón

de una mariposa muerta.

Aún se dibuja a lo lejos un péndulo de plenitud

en unas estrellas fugaces.

Todavía hay

un rastro de luz en la lástima.

Todavía hay

una ráfaga de color en unas flores apagadas.

A pesar de la brevedad de la vida

aún hay una caligrafía azul para el amor

en el cielo,

un silencio en los álamos

al anochecer.

A pesar de la brevedad de la vida

todavía se oye el sollozo

de un relámpago

que ilumina la belleza de la tierra.

 

De: Sin señal

Daniel Noya


lunes, 19 de mayo de 2025

En la espera: Daniel Noya





En la espera se encierra

un secreto.

 

Yo vivía en la más lejana oscuridad.

 

Desconocía entonces el atributo de lo que estremece.

 

Pero hablaba desde el idioma más íntimo de mis poros.

 

Había leído que para Anna Karenina todo a su alrededor

era fealdad

y que a Pavese le encantaban las cerezas.

 

Había visto cómo termina una historia de amor en Mali.

 

Por eso me parpadeaba en el corazón 

una pálida pena.

 

Por eso

aprendía a gozar

del sabor de un melocotón en la boca.

 

De: Sin señal

 

Daniel Noya








viernes, 28 de marzo de 2025

La primera piedra: Daniel Noya


 


 (2)

 

LA PRIMERA PIEDRA

 

porque cada pájaro muere por su lengua

(“Theodoros” Mircea Cartarescu)

 

El que esté libre de pecado

que abrace

una tenue esperanza,

que invente una rebelión para salvar a las libélulas,

que no destape

al menos

los demonios encerrados en una tinaja.

 

Que siempre siga la estela de los sueños

y guarde la memoria de las enseñanzas encerradas

en la vieja Hélade.

 

El que esté libre de pecado

que gane

el pan con el sudor de su frente.

 

Que no se llene los ojos de arena.

 

El que esté libre de pecado

que recite una alegre letanía, se aprenda un proverbio

o abrace una nostalgia,

que en los naufragios

al menos

lo rescate siempre la belleza de los ojos de Nausicaa.

 

El que esté libre de pecado

que no destruya las raíces de la tierra,

que ame a sus enemigos

y despliegue sus alas por los oasis y las montañas,

que no pierda

al menos

las cuerdas vocales odiando y que espere

el resplandor del cielo al alba.

 

Que no tire la primera piedra.

 

Que mire

al menos

crecer la hierba o le roce la alegría de la lluvia.

 

Que su prófuga sombra no desaparezca

en lo profundo del Hades.

 

Que no se pierda en el mar como un iceberg.

 

Que no vea sólo la paja en el ojo ajeno.

 

El que esté libre de pecado

que muera por su propia lengua.

 

 


 

De: Sin señal

 

Daniel Noya