“Las palabras son nómadas y los malos poemas las
vuelven sedentarias”
(Ida Vitale)
En la desolada tierra mi soledad
oscurecía.
Tenía que escribir.
Ése había sido mi mundo.
Eso me dijeron tus ojos.
En la gravedad de mi último corazón
tu ausencia
me acercaba a la noche.
Que no se eclipse tu voz.
Tenía que escribir.
Y en el frío vaivén de mis recuerdos
sólo la tibieza de tu mirada
me salvaba.
Daniel Noya

