Una punzada
en el corazón roto, sin eco.
No sé ya escribir.
Desconozco el verdadero sabor de la sed.
Mis labios no besan tu cuerpo
y sin alas ya no vuelan mis palabras terrestres.
Un pájaro
que no sé siquiera nombrar picotea en un charco.
Una punzada en el dolor
que más sangra.
Tengo la edad del silencio.
De: Bajo el secreto de una luz memorable
Daniel Noya
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